El esguince de tobillo es una lesión común pero no por ello menos importante. Para ofrecer la mejor asistencia, hay que considerar que cada esguince es único y merece una atención personalizada. Aquí te explico qué es un esguince de tobillo, los diferentes grados, qué hacer si sufres uno, los problemas asociados a un tratamiento inadecuado y cómo la fisioterapia puede ayudarte a recuperarte.
¿Qué es un Esguince de Tobillo?
Un esguince de tobillo ocurre cuando los ligamentos que sostienen la articulación se estiran o desgarran debido a una torsión o giro inusual del pie. Esto puede suceder al caminar o correr en superficies irregulares, al torcerse el pie de manera abrupta o al sufrir un impacto durante una actividad deportiva. Los ligamentos están compuestos por un tejido fibroso cuya función es unir los huesos para aportar estabilidad a las articulaciones. En el tobillo, a pesar de existir diferentes grupos de ligamentos, el más más afectado es el situado en su cara externa, el ligamento colateral lateral.
Dentro del ámbito deportivo el esguince de tobillo es la lesión más frecuente del miembro inferior, representando hasta un 40% de todas las lesiones traumáticas deportivas. Sin embargo, no es una lesión exclusiva del deporte. Además de ser una lesión muy frecuente, un dato preocupante es su alta tasa de recaídas. Hasta un 50% de los casos presenta síntomas como dolor a largo plazo y entre el 50 y el 70% pueden acabar desarrollando inestabilidad crónica de tobillo, condicionando en muchos casos la actividad de la persona.
A pesar de ser una lesión muy frecuente y con una alta tasa de recaídas, sólo el 50% de las personas lesionadas acuden a un centro sanitario, y de estas, sólo un 11% son derivadas a rehabilitación. Estos datos nos hacen ver que solamente unas pocas personas reciben tratamiento de Fisioterapia y que, por tanto, a esta lesión no se le está dando la importancia que tiene de cara a su recuperación.
Los esguinces se clasifican en tres grados según su severidad, los síntomas son orientativos y, como ya he comentado al principio, hay que valorar cada caso de manera individualizada:
Grado I: Es el más leve, con estiramiento o distensión ligamentaria y ligera inflamación. El paciente puede caminar, aunque siente dolor al movimiento y a la compresión.
Grado II: Presenta un desgarro parcial de los ligamentos, con inflamación moderada, hematoma y dolor más intenso. La movilidad se ve afectada y la estabilidad del tobillo disminuye.
Grado III: Es el más grave, con un desgarro completo de uno o más ligamentos. El dolor es severo, la articulación se vuelve inestable y el paciente no puede apoyar peso en el tobillo.
Lo primero que hay que hacer después de tener un esguince, es descartar una posible fisura o fractura. Para ello, normalmente, será necesario una radiografía.
Desde el inicio de la lesión se van a producir cambios en el funcionamiento del sistema nervioso a nivel sensorial y a nivel motor. Inicialmente estas alteraciones se establecen como un mecanismo de protección para no empeorar la situación de la lesión, sin embargo, a largo plazo suponen un factor de riesgo de recaída (Martin 2021).
Estas alteraciones afectan al tobillo lesionado, pero también a la rodilla, a la cadera e incluso a la pierna no lesionada. Por ello, será fundamenta hacer un trabajo global del miembro inferior.
La duración de las diferentes fases de recuperación va a ser muy variable, dependiendo de cada caso, pudiendo ser necesario en el proceso de recuperación desde semanas hasta varios meses.
Durante mucho tiempo se aplico el protocolo de tratamiento RICE (Reposo-hielo-compresión-elevación), pero actualmente, en base a las nuevas evidencias científicas, hemos pasado a un protocolo más completo llamado PEACE&LOVE, que son las siglas que describen las diferentes fases del tratamiento.
Es importante EVITAR tomar antiinflamatorios (A) ya que el proceso de recuperación está regulado por una respuesta inflamatoria, por lo que si nosotros ‘’detenemos’’ este mecanismo mediante el uso de antiinflamatorios (AINES), se puede afectar negativamente a la cicatrización del tejido. Los AINES solo estarían aconsejados cuando la inflamación se ha descontrolado o es excesiva.
También existe actualmente un debate sobre la aplicación de hielo en este tipo de lesiones, ya que, aunque pueda utilizarse por su efecto analgésico, el frío podría alterar ese proceso inflamatorio, tan necesario para la cicatrización del tejido y retrasar la curación. Podría ser útil en las primeras horas para disminuir el dolor y evitar así la toma de antiinflamatorios, así como para frenar la expansión de la lesión, pero quizás ya no tenga sentido seguir aplicando hielo pasadas las primeras 24-48 horas.
En mi consulta combino el tratamiento de los esguinces con diferentes terapias, combinándolas y adaptándolas a cada paciente. Esto permite acortar de manera considerable la recuperación en una primera fase, para después asegurar una buena evolución y recuperación funcional, evitando posibles secuelas como inestabilidad o dolor crónico. Entre las terapias utilizadas estarían las siguientes:
Recuerda que la prevención es clave. Si quieres saber más al respecto, no dudes en contactar conmigo y consultar tus dudas.